Las redes sociales han sido progresivamente predominantes desde la llegada de la Web 2.0 en el 2004 y cuando pensabas que ya estaba todo inventado, llega un nuevo player al ecosistema digital: Be.Real.
Esta aplicación tiene como objetivo volver a la realidad y alejarnos de algoritmos, filtros y del ya sobradamente conocido “postureo”. De dar más libertad, ya si eso hablamos otro día.
¿Qué tan real puede ser una red social? ¿Qué paradigmas cambia la llegada de Be.Real? ¿Cómo puede afectar a las empresas? Todo esto y mucho más te lo cuento en este artículo.
Be.Real, ¿eso qué es?
Empecemos por el principio. Be.Real es una red social, como Instagram o TikTok, que tiene la peculiaridad de que no te permite subir contenido cuando tú quieras. Para hacerlo has de seguir unas normas estrictas que impone la propia plataforma. Estas normas son:
- La plataforma te dice cuándo debes subir contenido
- Solo puedes subir fotos y han de ser simultáneamente con la cámara trasera y con la delantera
- Solo tienes 2 minutos para hacer la foto desde que te llega la notificación
- Todos los contactos comparten contenido a la vez
Pese a que a primera vista pueda parecer restrictiva, los usuarios piensan que es una manera de hacer que compartir fotos sea más divertido.
No todo son restricciones, también hay puntos que la hacen interesante:
- Permite geolocalizar o no la foto
- Se puede subir en privado o en Discover (una sección visible para cualquier persona registrada en la app)
- Es posible comentar las publicaciones
- El contenido se borra a diario, cuando llega el turno de crear una nueva foto
Estoy segura de que hay personas, me incluyo en ese pack, que no entienden el funcionamiento de esta plataforma y que no ven la supuesta diversión en un sistema tan estricto. Pongamos contexto para intentar entender mejor por qué es un cambio que se adopta y se percibe como mejora.
¿Vamos hacia peor o estamos mejorando?
Antes de empezar a responder la pregunta, hay que tener en cuenta que todo es opinable. Hay personas que se sienten cómodas exponiendo su vida a la mirada pública y hay otras que no tanto. Sin embargo, lo que está claro es que las redes sociales evolucionan a pasos desorbitados. Hagamos un repaso a su corta, pero muy intensa, historia.
Una breve historia de las redes
Todo empezó en 1997, cuando se creó SixDegrees, la primera red social del mundo. Era una red que te permitía localizar a otros miembros de la red y crear listas de amigos. Estaba basada en la teoría de los 6 grados.
De esta primera red social, empezamos a evolucionar hasta llegar a MySpace y LinkedIn que aparecieron en 2003. Estas redes ya eran consideradas mucho más profesionales y se empezaba a intuir como las empresas se podrían empezar a beneficiar de esta nueva forma de comunicación.
Tan solo un año más tarde apareció la red social por excelencia, Facebook (si, ya sé que actualmente es Meta, pero vamos a seguir llamándolo Facebook). En un inicio se usaba para conectar a estudiantes de Harvard, pero no tardó en evolucionar hacia lo que conocemos hoy en día.
En 2005 llegó YouTube, causando una revolución audiovisual. Pasamos de imágenes estáticas a ser capaces de compartir vídeos con nuestros amigos e incluso con todo el mundo. ¿Os imagináis (o sois capaces de recordar) el cambio que supuso?
En 2006, un año después, llegaron los 140 caracteres de Twitter. Completando el panorama de funciones básicas que hoy entendemos que debe tener toda red social: fotografía, vídeo y comentarios en tiempo real.
Unos años más tarde, en 2009, llegó WhatsApp para permitirnos hablar con nuestros contactos y lo más novedoso, saber su disponibilidad en tiempo real.
Un año después llega lo que a mí me gusta llamar “el paradigma” de las redes sociales: Instagram. Una de sus primeras incorporaciones fueron los hashtags que servían para facilitar descubrir contenidos sobre temáticas concretas. Tiempo más tarde popularizó los stories, un formato de publicación de contenido que desaparece en 24h y en el que Snapchat fue pionero.
Hagamos un salto al 2016, momento en que aparece TikTok. Esta red social empezó siendo muy popular entre adolescentes, sobre todo desde que en 2018 compró Musically. Progresivamente, ha ampliado su público hasta llegar a ser la red por excelencia y a empezar a copar el mercado de la publicidad online de las empresas.
¿Cómo encaja Be.Real en este panorama?
Como hemos visto, las redes sociales nos han permitido conectarnos con (literalmente) todo el mundo, y mantener una conversación bidireccional con quien quieras. A pesar de las muchas ventajas que han comportado, hay bastantes efectos secundarios. Los más destacados son la baja autoestima, sobre todo de los jóvenes, al equipararse con influencers o famosos que romantizan su vida y distorsionan su aspecto con filtros y la adicción que suponen estas redes sociales. Aquí es donde entra Be.Real y sus restricciones.
La popularidad de la plataforma viene en gran medida porque te “ayuda” a controlar tu relación con las redes y la hace menos tóxica. Te explico por qué:
- Margen de 2 minutos aleatorios para publicar: al darte solo 2 minutos (distintos cada día) para publicar y hacerlo al mismo momento que tus amigos, no solo limita el contenido que vas a poder mostrar, también condiciona lo que puedes enseñar.
- En 24h se borra: cada día, cuando es momento de subir una nueva foto, se borra el contenido del día anterior. Esto no solo limita el tiempo en que puedes comentar y visualizar una foto, también le resta importancia al momento en concreto y se la suma a la experiencia de socializar.
- Cámara delantera y trasera simultáneamente: quizás es una de las peculiaridades que más desapercibida pasa, pero supone un cambio de paradigma, sobre todo en lo que respecta a la libertad de enfocar aquello que quieres y sobre todo a la libertad de dejar aquello que no quieres que vean fuera de plano.
- Fuera filtros: por último, quizás la característica más celebrada, es la eliminación de los filtros.
Hasta aquí la introducción a Be.Real y el breve repaso a la historia de las redes sociales. ¿Te han quedado dudas? Contacta con nosotros y te las resolvemos.